miércoles, 9 de mayo de 2018

El valor de ser timerios


Dice el poema V de Wiew Wers en Patria de Creadores:

"¿Todo esto en un metro cuadrado? Nunca pensé un país tan pequeño. Será la  nueva Arcadia y seré un observador que cantará sus logros. Cantaré a todo  el mundo lo que mis amigos fueron capaces de hacer, cantaré para que las  noches de verano estén siempre iluminadas por la patria de los creadores".

Aunque con altibajos, los timerios llevamos dieciséis años en pie. Primero  intentaron tumbarnos los que querían convertir la República en una  dictadura, gente como Rummel, que hizo uso de sobornos y fiestas a todo  lujo en sus casas con piscina y barbacoa los fines de semana. Luego las  autoridades del Estado español, después los que quisieron apropiarse del  país cuando cayó la Primera República. Pero Timeria siempre se mantuvo en  pie.

Hay algo curioso en este país. La gente va y viene. Muchos de los que  empezaron apenas siguen aquí porque se casaron y tuvieron hijos, otros se  marcharon y ya no queda ni rastro de ellos. Pero la mayoría sigue presente,  y últimamente han querido volver a reencontrarse alrededor de la mesa de la  casa de Hermenegildo de Legouvé.

¿Qué país conoce usted que tenga un antiguo rey que es aún más querido y  admirado por sus vecinos? Un país en el que no se guarda rencor al antiguo  rey, sino que se le nombra presidente del Senado, en el que ha sido él  quien aportó nada menos que la actual Constitución. Eso es Timeria.

¿Qué país conoce usted donde perfectos desconocidos llegaron con lo puesto  y alcanzaron la talla de ministros? Estoy hablando de gente como Leonardo  Sauto Vito, genial político en nuestra historia. Jamás piso las tierras de  la Primera República y pudo llegar al ministerio de Economía. Eso es  Timeria.

¿Qué país conoce usted donde cualquiera puede presentar sus escritos, su  música, su pintura y sus dibujos, siendo completamente apoyado por todas  las instituciones de gobierno e incluso publicitado por todos los medios a  su alcance, sin necesidad de dinero para campañas publicitarias? Eso es  Timeria.

Claro que tengo un trabajo con el que me gano la vida fuera de Timeria, y  ojalá algún día pueda ganarme el pan con el dinero obtenido en Timeria,  pero aunque no fuera así, me quedo con el trabajo digno de todos mis  compatriotas respetando al milímetro la tradición milenaria de la que  recogimos el testigo el 22 de Maius de 2002. Me quedo con todo lo que he  aprendido sobre arqueología, historia y filosofía gracias al trabajo de la  Academia de Timeria, me quedo con las horas de diversión en los campeonatos deportivos e incluso en el fútbol virtual, con las apuestas por  si será el CDT o la Megakyría quien se llevará el próximo título de liga,  con los poemas, los dibujos, los cuadros al óleo, las fotografías, y con la  cerveza terranova y el jate en las tardes de domingo.

Ese es precisamente el valor de ser timerio. El valor de estar siendo  protagonista, formar parte de algo que me trasciende y es mucho más grande,  ¡tan grande como lo fue Roma porque somos sus legítimos sucesores! Soy  timerio porque siento que esta es mi patria, un país digno en el que la  democracia ininterrumpida rige desde el primer día, donde es real la  igualdad de oportunidades, donde estamos contribuyendo a mantener una  tradición de miles de años que no morirá. No me importa si el Estado no  financia las humanidades, porque sé que en Timeria siempre tendrán  preferencia.

Timeria es una isla que emerge sobre un mar de tempestad, decadencia  irreversible y corrupción moral. Timeria sigue en pie como el barco que  atraviesa el hielo ártico frente a todos los obstáculos de este mundo  contemporáneo, frente a la decadencia y la corrupción que nos salpica y  trata también de extenderse como un cáncer en este cuerpo de país.

No hay una cantidad de dinero que me haga replantearme ser timerio o  abandonar mi país. Nací en Timeria porque fue aquí donde conocí algunos de  los mejores momentos de mi vida, donde me he sentido realmente libre y  feliz, donde sé que me ayudarán cuando tenga cualquier problema. Por eso  para mí Timeria es tan real como cualquier otro país. Eso es Timeria.

Porque como bien dijo Wers en aquel poema, somos la Patria de Creadores. Y  como en toda creación, hay bondad y maldad, pero el Bien siempre se impone,  puesto que de no ser así ni siquiera existiríamos.

Por eso hoy quiero reivindicar el orgullo de ser timerios, de sacar nuestra  bandera como los que sienten orgullo por ser parte de cualquier otro país.  Defendamos lo nuestro, nuestros valores patrióticos, nuestra cultura  grecolatina, nuestros políticos honrados, nuestros comerciantes y  artesanos. Defendamos nuestra patria.

Atentamente, Pers Herms 

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