Muchos pensaran que estoy exagerando, que no tengo ningún motivo para hablar en estos términos o que simplemente es una chorrada. Pero hoy, mejor que nunca, es cuando conviene recordar que Timeria prevalecerá siempre.
Y es que, la antigüedad clásica nos enseña una forma muy diferente de ver el mundo, a como lo hacemos hoy en día. Quizás la diferencia más importante y con mayor calado sea la de la durabilidad. Bajo el pensamiento moderno, los seres humanos somos seres efímeros, meros puntitos en la historia que pasaremos al olvido casi de forma inmediata al morir, no quedará nada de nosotros, nuestro tiempo en la Tierra no habrá servido para nada y nuestra existencia habrá sido del todo inútil. ¿Qué sentido tiene entonces actuar bien o mal? o ¿vivir de forma activa? o ¿hacer cualquier cosa si no va a servir de nada?. Esto es la base de la desidia y la pérdida de valores en la actualidad, fruto de una borrasca en el pensamiento colectivo, acompañada del culto a la ignorancia, el olvido de la historia y el enaltecimiento de lo banal y efímero. Aceptamos una naturaleza vacía en la que somos esclavos del tiempo, de las obligaciones para sobrevivir y de la anestesia social.
La mayoría de la gente acepta estas ideas y las hace parte de su vida. Algunas pocas se resisten a someterse y luchan ciegamente por desmarcarse, logrando solamente vivir en una constante frustración entre lo que desean y lo que tienen que hacer. Pero hemos de ser conscientes de que un pensamiento colectivo no se da por casualidad. Detrás de él existe un trabajo filosófico, cultural y económico elaborado que ha logrado impregnar a toda la sociedad. La modernidad nos da a elegir entre cristianismo conservador o el ateísmo progresista, conceptos antagónicos pero que a su vez existen dentro de un mismo marco de pensamiento, generado por los pensadores de nuestro tiempo para que nada escape. Y evidentemente sí, estoy afirmando que es un marco construido expresamente con una intencionalidad clara, auto-resignarnos o llegar a la resignación a través de la frustración. En todo caso, es obvio que no se trata de una filosofía muy positiva, pero somos totalmente conscientes de que la vida es así y poco podemos hacer por cambiarla.
Precisamente cambiar y mejorar la vida de las personas, es a lo que la filosofía se dedica. Desde la antigüedad todo el pensamiento filosófico se ha generado para conocer y transformar nuestra sociedad en una sociedad mejor, más consciente y más feliz. Sin embargo siglos de estudios parecen dar por concluido que no hay solución, debemos resignarnos. Lo que nos debe hacer sospechar que quizás este pensamiento y forma de vida no está siendo promovido por ninguna filosofía actual y que para averiguar qué o quien hay detrás debemos observar quien se beneficia. Y he aquí la cuestión, pues una vida colectiva efímera, resignada y banal es justo lo que necesita una oligarquía omnipresente para vivir como dioses a nuestra costa. Nos dicen que seamos eficaces y prácticos, que nos olvidemos de la cultura clásica, del latín, de la historia, de la filosofía para que no pensemos y reflexionemos sobre estos temas que nos pueden llevar a la conclusión que aquí planteo. Pero sin embargo, esta élite invisible, conoce muy bien que debe cambiar en la sociología, en la historia y en la filosofía para constituirse como un grupo de personas que vivan a costa de la mayoría. Saben hacernos fieles seguidores de la religión capitalista, donde veneramos el fruto de los dioses modernos, el dinero. Ese fruto que nos da la pronta y fugaz felicidad de adquirir productos de última generación que nos destaquen del resto de mortales, que nos hagan sentir mejores y diferentes de los demás, porque sabemos que lo somos. Son los dioses invisibles de la religión capitalista, la élite poderosa que controla todo el dinero, el fruto que los mortales desean para ser felices, los que han creado esta forma de vida, pues es precisamente a ellos a los que beneficia, no a nosotros, que somos meros súbditos.
Como decía, antes de adentrarme en la modernidad, el pensamiento grecolatino es antagónico, diametralmente opuesto, lo que nos da pistas sobre cual es la intencionalidad de la élite; precisamente suprimir este pensamiento y su cultura, para que no tengamos las herramientas que no liberen de su forma de vida. El politeísmo grecolatino parte de la base de la existencia de una serie de Dioses y Diosas que son arquetipo de los seres humanos, referencias para nuestra forma de actuar, para nuestros valores y nuestra vida. Estos Dioses y Diosas hacen cosas buenas y malas, se equivocan y no son perfectos, como nosotros. Son seres inmortales, eternos que tratan de actuar bien bajo una serie de valores positivos como el Honor, la Sabiduría, la Justicia, la Prudencia, la Fortaleza, la Templanza, la Solidaridad, o el Bien Común, entre otros. No son perfectos como el dios cristiano o el hombre moderno ateo, son imperfectos y precisamente por eso nos transmiten la necesidad de estar en constante búsqueda de la perfección, de hacer el bien y de ser mejores personas (ἀρετή, areté). Dentro de un pensamiento en el que somos seres perfectos, incluso mejores que otras personas de nuestro entorno, no tenemos la necesidad de mejorar y esta comodidad encaja a la perfección con nuestro orgullo desmedido, cegándonos para impedirnos ver que lo único que estamos haciendo es engañarnos a nosotros mismos, evitando que continuemos mejorando como personas y haciendo que nos conformemos.
El pensamiento grecolatino nos enseña que debemos revisar constantemente nuestras acciones, para mejorar como personas, tomando como base los valores que antes hemos mencionado. Y lo debemos hacer para nosotros mismos y para la eternidad, precisamente otro de los conceptos antagónicos de la religión moderna. Lo duradero y eterno como contrario a lo efímero, es claramente visible en las construcciones que la cultura clásica nos ha legado. Sus edificios, puentes, monumentos, arte, filosofía y pensamiento, se construyeron con la intención de que fueran eternos, incluidas las obras de teatro, los textos filosóficos o las leyes. Los materiales de construcción son prácticamente imperecederos, si no en algunos casos que se endurecen más con el paso del tiempo. Este concepto, que parece no tener ninguna relevancia, es sumamente importante. Durante el Imperio Romano, millones de personas vivían bajo una cultura de lo Eterno, trabajando día a día por dejar su huella en la historia, por ser inmortales como los Dioses. Es un ejemplo claro de como una sociedad compleja de millones de personas pueden tener una economía basada en la durabilidad. Hoy en día, es bien sabido que nada dura para siempre, ni los edificios, ni los objetos, ni tampoco otros conceptos como el amor o el trabajo. Pensamos que es mejor que un edificio dure como mucho 100 años, o que un móvil se cambie cada 2. Pero, ¿no es más eficaz que un edificio dure siglos?¿No nos podría ahorrar millones de construcciones y derribos?¿Qué nos trasmite una cultura basada en lo efímero, lo imperfecto que solo busca el beneficio rápido?¿Qué nos puede transmitir una cultura que deja su legado por siglos, basada en la perfección y en la búsqueda del Bien Colectivo?. Porque al final, en lo que se traduce es en que lo imperfecto es más costoso y más beneficioso para quien lo vende, pero muy negativo para quien lo necesita. Un arquitecto antiguo piensa en dejar su legado, a través de la perfección, en su obra. Uno moderno piensa en que debe hacer una construcción rentable, que sus jefes obtengan el mayor beneficio posible, lo más barato y efímero posible.
Pero todos estos temas van más allá de lo que supone el sistema económico. Las personas modernas actúan, en su vida de la misma forma que el ejemplo de los arquitectos. En la antigüedad, conservar una casa, conservar los recuerdos de los familiares, mantener el amor de una relación, un trabajo o un proyecto de vida, son formas de acercarse a los dioses, a lo eterno. Los mitos de los héroes, son enseñan a pensar que como seres humanos, tenemos una parte mortal y efímera, pero otra inmortal y eterna, encaminar nuestros actos hacia lo eterno, actuando bien, es aproximarnos a los Dioses y el Bien mismo. Lo eterno es en sí mismo un valor. Por lo tanto carece de sentido, despreciar lo que tenemos y toma importancia conservar lo que tenemos, valorarlo, mejorarlo, hacerlo eterno. Es un trabajo individual, desde el altruísmo, abandonando todo egoísmo, decidimos ser mejores personas, independientemente de como actúen los demás, nosotros actuaremos de forma correcta. El esfuerzo por conservar, mantener y mejorar es otro valor, que nos aleja de la vida banal, efímera y vacía que solo refuerzan nuestro egoísmo, ceguera y orgullo desmedido.
La élite, son en este paradigma, las mejores personas (aristocracia), las más sabias, las de honor más intachable, las más solidarias, las que se preocupan por que las personas que más lo necesiten puedan vivir mejor. Deben ser ejemplos morales vivos y ejercer su responsabilidad con los demás, ayudándolos a mejorar. Ese es el origen de las élites aristocráticas, que luego se tornaría una obligación y finalmente una carga a evitar. He aquí la discusión sobre si una persona rica debe o no ayudar a los necesitados. Bajo el pensamiento clásico no "debe", si no que esta persona debe tener el valor de la solidaridad adecuado a su estatus y por tanto verá bien ayudar a otras personas de forma adecuada. Tiene una gran responsabilidad moral y de no actuar de forma correcta se alejará del Bien, de que sus actos sean eternos y finalmente sea inmortal al ser recordado.
Timeria es una nación que tiene como objetivo retomar el pensamiento y la cultura grecolatina y por tanto debe salir del marco establecido, para actuar conforme a los ideales que propugna. Los valores clásicos son eternos porque ese es su sentido, al igual que la vacua modernidad es efímera. Retomar el pensamiento clásico es retomar sus valores, retomar la importancia de lo eterno, de la excelencia, del honor y la solidaridad. Tenemos la oportunidad de vivir en una nación con valores que realmente no estén vacíos, de trabajar por construir algo perdurable y eterno. Que cada cosa que hagamos se haga con excelencia, para que dure y buscando el Bien Común. Que nuestra web oficial sea la mejor que se conserve todo el trabajo que hacemos y que han hecho muchas personas en 16 años, que su legado sea eterno. Que nuestros cursos y libros se hagan de forma excelente, en formato físico e imperecedero, para que no puedan ser olvidados y pases a nuevas generaciones. Que nuestras actividades promuevan los valores clásicos para sacar de la anestesia social a las personas que todavía no se han dado cuenta. Que nuestras tradiciones nos hagan recuperar el sentido del politeísmo grecolatino, sus valores y filosofía. Que nuestros representantes en Timeria sean ejemplos vivos de moral, justicia, solidaridad y Honor para el resto de ciudadanos y para los nuevos que se decidan unir. Que Timeria sea Eterna está solo en nuestras manos. No caigamos en la trampa de la modernidad, de su banalidad, de lo efímero. Respetemos, conservemos y hagamos eternas a las personas que trabajan y han trabajado para Timeria y algunos ya nos dejaron, para que sean eternas. No nos vendamos a la religión capitalista, a sus dioses arrogantes que nos alimentan con dinero para que seamos sus fieles esclavos.
HABEATIS BONA DEUM
OMNIA VINCIT TIMERIA AETERNA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.