Evidentemente, estamos en las antipodas de esta sentencia, que da alas a Vox y criminaliza a los menores extranjeros una vez más.
Pero el problema es tan grave, que no podemos criticar esta noticia, la actuación de la justicia o añadir adjetivos al partido Vox, pues corremos el riesgo de terminar en un juicio. Así ha pasado en numerosas ocasiones con canciones de artistas del macroestado español o simples Tweets, en donde, a pesar de que la información que transmitían era cierta, en esa ocasión entraba en conflicto con el "honor" o el "respeto" a otra persona o colectivo. Siendo así, no merece la pensa entrar en este debate, pues casi podríamos pensar que se está instigando descubrir a cualquier persona o colectivo que no piense de la misma forma.
Ya lo decía el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, "Lo que no se nombra, no existe". Además lo que no se nombra, no puede ser juzgado. El juego de radicalizar a tu adversario, provocándolo, es muy antiguo, por ello, lo más inteligente que podemos hacer es simplemente relegarlos a lo que no se nombra. No debemos perder el tiempo criticando, no van a cambiar y solo nos estaremos presentando como su próximo objetivo. Debemos construir nuestras alternativas al margen de su dinero, de sus ideas y de su mundo. Por eso, la Panarquía es la única solución.
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