El 19 de Marzo de este año celebraremos el 200 aniversario de la Constitución de Cádiz (1812). Mucho tiempo ha pasado ya, pero las actuales circunstancias de crisis social, judicial, política y económica en la que nos encontramos, nos hacen volver la vista sobre un momento de nuestra historia en el que, por primera vez, el pueblo se declaró soberano de sí mismo, capaz de elegir su futuro.
No obstante, no estamos en las mismas circunstancias que en 1812. Por aquel entonces, la crisis económica derivada de las constantes guerras se cebaba con las clases populares menos pudientes, al tiempo que se intensifica el cambio de modelo económico, adquiriendo mayor peso el capitalismo. Todo esto, bajo un escenario de crisis de legitimación de la monarquía, la inacción de su gobierno ante las demandas sociales y de la invasión francesa, fueron los antecedentes más relevantes que explican las revueltas populares y la aparición de Juntas Locales y Provinciales de Defensa. Su objetivo sería combatir a los invasores y llenar el vacío legal convocando unas Cortes que, poco después, darían lugar a la Constitución de 1812.
Realmente no vivimos en un contexto como ese, pero sí que podemos ver ciertas similitudes que nos pueden ayudar a entender nuestro momento, y reflexionar sobre qué podemos hacer para mejorarlo.
Como hace 200 años, se vuelve a hacer oídos sordos a las demandas ciudadanas y se nos gobierna “por nuestro bien”. Pero ¿qué sentido tiene intentar hacer lo mejor para la sociedad pero sin escucharla?, esto no es lógico, como no lo fue en 1812. Lo único que podría tener sentido, es que la clase política, creyéndose mejor que el resto de la sociedad y otorgándose el poder de gobernarnos, decidiera que somos lo suficientemente estúpid@s para aprovecharse de nosotr@s en beneficio de su grupo de seguidores; pero esto sería demasiado increíble de creer ¿no?
La revolución liberal española contó con dos aliados muy importantes, su propio sistema económico y la corriente de pensamiento de la Ilustración. Desde hacía años, el lento pero implacable cambio de sistema económico hacia el capitalismo, estaba generando nuevos grupos sociales que se beneficiaban directamente de ello, y lo que es más importante, el resto de la sociedad se veía cada vez más afectada, por este nuevo sistema que se iba extendiendo y siendo aceptado. En este sentido, las viejas estructuras de poder basadas en sistemas económicos post-feudales, empezaron a no tener nada que hacer contra a la arrolladora fuerza del capitalismo. Los nuevos grupos que controlaran este sistema serían los nuevos gobernantes. Al mismo tiempo, la Ilustración, como corriente cultural y de pensamiento basada en la razón, propugnaba la igualdad, la libertad y la separación de poderes públicos, como nuevas ideas marco sobre las que construir un nuevo Estado. Todo esto abrió las puertas de la participación política a la mitad de la población mayor de edad, ya que gracias a Rousseau, las mujeres quedaban fuera de ella al no ser entes racionales. De esta forma, tanto la Ilustración como el capitalismo se conformaron como ideas predominantes y jugaron a favor del liberalismo.
En este sentido, en nuestro caso, sería interesante diseñar un nuevo sistema económico que beneficie a tod@s y reparta el dinero de forma justa, al tiempo que atiende a las ideas de sostenibilidad y cuidado medioambiental. Del mismo modo, sería necesario establecer una nueva cultura basada en el respeto, la igualdad, la libertad y la razón que sea válida para cualquier persona, indistintamente de su sexo, ideología, o procedencia. De otra forma, si no atendemos a estas dos cuestiones primordiales, no conseguiremos nunca resolver los problemas que tiene la sociedad en la que vivimos, solo conseguiremos parchearla.
La Constitución de 1812 venía a llenar un hueco legislativo y de poder, pero hoy en día, tenemos leyes y un gobierno, ¿Cuál es entonces la motivación de realizar una nueva Constitución?
Si bien es cierto que existe un gobierno que legisla, también es cierto que no lo hace en beneficio de la sociedad, sino del interés de ciertos grupos privados. En este sentido, tenemos derecho para regular como queremos vivir, faltaría más, recobrando la fuerza soberana y decidiendo nuestro presente y futuro. Diseñar una forma de vida más justa y feliz, enfrentándola a la que hoy tenemos, y demostrando que no es una utopía. Se trata de abolir el Viejo Régimen y establecer uno Nuevo para tod@s, ¿crees que somos capaces de tomar el control de nuestras vidas y decidir sobre lo que nos afecta? Piensa que cuando éramos pequeñ@s, nos vestían nuestros padres y madres, y ahora nos vestimos solos. ¿Por qué no asumir ya nuestra responsabilidad como ciudadan@s? ¿Qué sentido tiene que el Viejo Régimen “nos continúe vistiendo”?
De momento, apaga la tele y enciende tu mente.
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